
(Dibujo: Alonso Nuñez para El Comercio)
En esta última semana, hubo dos temas que movieron el piso al gobierno y que pusieron a este en vuelta y media: la pastilla del día siguiente y el indulto a José Enrique Crousillat. Pero ¿Qué causo que nuevamente, después de casi cuatro meses, los medios centren nuevamente su mirada en este empresario, quien vendió en los noventas la linea editorial del canal 4 al gobierno de Fujimori? Pues, aun que no lo crean, no fueron las fotos donde se le ve comprando en un supermercado de Asia o las salidas a famosos restaurantes.
El pecado de este fue reclamar nuevamente el canal 4; el cual, administró con solo un pequeño porcentaje; al cual, dejó casi en la ruina después que el accionista mayoritario, Televisa, se retirara y se desentendiera del tema. La voz de este anciano, reclamando nuevamente la administración del canal más sólido del país, ponía a muchos en una gran encrucijada y volvía a abrir un tema que paso desapercibido por los peruanos.
¿Cómo se hizo el traspaso del canal a los Miroquesada? Una nueva historia, mezcla del viejo estilo "faenón" que ya conocemos y de los vladivideos que hacían temblar el piso a muchos, ponía en jaque a los Miroquesada y al ex-presidente Alejandro Toledo. Este último habría favorecido la transacción del canal, aprovechando su poder de mandatario.
Mientras explotaba esta bomba, los medios escritos miembros del Grupo El Comercio presionaban al gobierno con una especie de campaña contra Crousillat, que se volvió portada durante días. Para la mayoría de personas con dos dedos de frente, era inaudito que se haya dado este indulto; siendo un hombre que hizo mucho daño moral al país, como si no hubiera bastado con la manera que estaba llevando su condena, criticada por muchos, en una clínica. Cuantas personas que verdaderamente están arrepentidas por aquellos delitos que cometieron, muchas veces en menor grado - como es el caso del padre de las voleibolistas Uribe - no se les da esa oportunidad de recomenzar sus vidas.
Tanto ha sido el alboroto mediático que, mientras se debatía si los informes médicos con los que se le dio el indulto a Crousillat fueron o no adulterados, el fiscal de turno le habría un nuevo proceso que lo mandaba a la cárcel con una orden de captura. Para completar la cereza del pastel, el presidente, al verse acorralado, publicaba un oficio presidencial donde se revocaba el indulto.
No cabe duda que las movidas políticas son así. Las pruebas son irrefutables: tal informe nunca existió y fue solo invención, quizás, del ministro Pastor (que es especialista en hacer favorcitos o de quedar simplemente bien con aquellas personas que le conviene). Todo ello nos debe llevar, a los que nos informamos diariamente, a la reflexión y al fastidio moral.
Primero, se debe iniciar una investigación del verdadero motivo del canal, hay muchas cosas que no quedan claras y que a cualquiera que repase el caso causaría mucho asombro. No se puede apagar el incendio solo dándole a un lado, porque después este es peor. El estado tiene que investigar y empezar ya, ver que intereses hay. Segundo, se debe repasar bien los casos de indulto y estos se deben otorgar a aquellos que de verdad estén arrepentidos y que lo necesitan.
No le queda otra al Presidente que retroceder en su decisión, que desde el comienzo dio mucho que hablar. Por otro lado, el Ministro Pastor debe presentar su renuncia por su ineficiencia en el cargo y porque el informe negativo de la salud de Crousillat nunca existió. Le dejo la pregunta entonces ¿Quién es el responsable entonces, señor Pastor, que indujo a error al Presidente? En realidad es un error.
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